lunes, 11 de febrero de 2008

Reflexiones de un viajero


Miro en mi interior y trato de entender que presta a la confusión, cuando pienso que piso firme me encuentro que no es así, es solo barro, me afirmo para no caer. Trato de que el calor de mi corazón lo seque y se vuelva firme, pero no.
Luego de un tiempo, el agua que cae de tus ojos lo vuelve barro nuevamente y lo torna intransitable.
Este camino no tiene ni mapa ni guía, solo camino enfocando el horizonte de los sueños mientras cae la noche con su frío y oscuridad.
Me siento en la piedra mientras mis sentidos se agudizan y aguardo a que salga el alba con un sol radiante e ilumine de nuevo mi camino.
Busco caminos alternos para llegar al corazón de ese río de lleno de emociones, que con su cause cristalino me asombro y me insito a arriesgarme y transitar, sabiendo que no era un buen nadador.
Noooo una vez más escuchando en mi mente esas cosas que no me llevan a nada, que solo perturban mi pensar y mí accionar.
A pura lucha con el cansancio que me invade me opondré ante toda adversidad cueste lo que cueste, venceré toda barrera que me impongas seguire hasta las ultimas consecuencias por que amo lo que hago y nunca deje de creer en mi.
En ese espeso bosque resurge ante mis ojos algo poco usual, el brillo de una rosa que reflejan con su brillo natural las gotas que posan sobre sus pétalos, sus espinas filosas pero sin veneno, la atrapo con cuidado para no lastimarnos, la miro y quedo perplejo ante su belleza, siendo esta muy joven en vida y tras padece tormentas de mucha fuerza que casi la destruyen.
Esta en mi , verla crecer y ponerse fuerte, cortar esas espinas y así poder disfrutar de su suave tallo mientras mi mano la acaricia. Oler su perfume y sentirme parte de ella, el camino será largo pero lo transitare cuidándola y amándola.